Un mes sin luz… ni respuestas: el apagón que sigue en la sombra

El 28 de abril, a las 12:33, la península ibérica se sumió en la oscuridad: 15 gigavatios de generación eléctrica desaparecieron en cinco segundos, dejando a España y Portugal sin suministro eléctrico. Un mes después, la causa de este apagón histórico sigue siendo un misterio. Las investigaciones apuntan a una pérdida súbita de generación en subestaciones de Granada, Badajoz y Sevilla, pero el origen de las oscilaciones que precedieron al fallo permanece sin esclarecerse.

Red Eléctrica de España (REE) ha descartado un ciberataque como causa del apagón. Según su director de operaciones, Eduardo Prieto, no se ha detectado ninguna intrusión en los sistemas de control. Sin embargo, la Audiencia Nacional ha abierto una investigación para determinar si pudo tratarse de un acto de sabotaje informático, aunque la causa se mantiene bajo secreto sumarial.

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha negado rotundamente que el apagón fuera consecuencia de un experimento gubernamental con energías renovables. En una comparecencia en el Congreso, calificó de “absurdo” el bulo y destacó la gravedad del asunto.

Mientras tanto, las compañías eléctricas, agrupadas en la patronal Aelec, han criticado la falta de una explicación oficial y detallada sobre las causas del incidente. Iberdrola y Endesa exigen mayor transparencia y acceso a datos técnicos, señalando que la opacidad retrasa el análisis y la solución del problema.

La falta de respuestas ha alimentado discursos en contra de las energías renovables y a favor de la energía nuclear. Incluso fuera de España, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha utilizado el apagón como argumento para impulsar la energía atómica en su país.

En resumen, un mes después del apagón, seguimos sin saber qué lo causó. Las investigaciones continúan, pero las hipótesis se acumulan y las explicaciones oficiales brillan por su ausencia. Mientras tanto, la incertidumbre y las tensiones entre el Gobierno, las compañías eléctricas y la oposición aumentan. Parece que la luz al final del túnel aún está lejos de aparecer.


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